miércoles, diciembre 6, 2023

Aviones, paracaidistas…el Ejército del Aire, más cerca que nunca de Villaviciosa

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Nuestro colaborador Manuel Godino estuvo en la exhibición aérea que tuvo lugar en el Vaíllo como parte de la programación especial en conmemoración a la compra de El Castillo por el Ejército del Aire para ser utilizado como su archivo histórico. 

Sábado 14 de mayo de 2016, pasado el mediodía: llegamos un poco tarde porque mi hijo ha preferido terminar antes sus deberes de inglés, pero a tiempo de apreciar un fabuloso biplano describiendo espectaculares maniobras, loopings, curvas cerradas, pasadas a gran velocidad… Mientras caminamos acercándonos al Vaíllo, donde se ha reunido un buen grupo de espectadores, me asalta la impresión de estar presenciando el vuelo de un avión auténtico, con su piloto a los mandos… Luego, cuando va descendiendo, me apercibo de que es una simulación a pequeña escala, tan bien detallada y realista, en su aspecto y su vuelo, que parece de verdad.

El presentador, micrófono en mano, nos habla del siguiente avión del Ejército, un prototipo más moderno y aerodinámico que alcanza una mayor velocidad que el biplano. Nos divertimos observándolo unos minutos hasta que se anuncia el final del show de aeromodelismo que precede a la exhibición de paracaidismo. Pero hay un problema con los permisos que deben concederse desde el control de Madrid para los saltos, así que debemos aguardar unos diez minutos observando las evoluciones de otros dos bonitos ejemplares de aeromodelismo.

Entre tanto, el avión que lleva a los paracaidistas, miembros de la Escuela Militar de Alcantarilla (Murcia) está dando pasadas sobre nuestras cabezas a gran altura, unos mil metros. Transcurridos esos diez minutos, se anuncia el OK de Control Madrid a los saltos y nos disponemos a presenciarlos. Ya ha tomado el micro un oficial de la Escuela Militar que nos irá narrando los pasos de los paracaidistas.

Debe de ser la una y diez de la tarde cuando vemos, allá en lo alto, cómo se despliegan cuatro paracaídas con los colores de España que manejan y guían con destreza otros tantos expertos paracaidistas militares, entre los cuales se cuentan hombres y mujeres. Durante su despaciosa caída, vamos observando sus vistosas maniobras: los cuatro en línea vertical u horizontal, tres de ellos enlazados y un cuarto cuyo cuerpo queda situado sobre la bandera del paracaídas, en una arriesgada y compleja, teniendo en cuenta la ley de la gravedad, posición contraria a ésta.

Cuando se acercan al suelo, se separan y despliegan realizando una espectacular maniobra de aterrizaje a considerable velocidad. Aplausos y vítores del público, compuesto principalmente de familias, madres y padres con sus entusiasmados hijos. El mío, no obstante, me comenta que se aburre mientras aguardamos los siguientes saltos y me sugiere que vayamos al parque de los toboganes y los columpios. Los altos árboles del mismo me tapan la visión, pero aun así puedo ver desde allí, mientras mi hijo juega, el aterrizaje del segundo grupo de paracaidistas.

Apenas es la una y media y el espectáculo del Ejército ha terminado. La gente despide con cerradas y calurosas ovaciones a los militares que nos han ofrecido una muestra de sus habilidades en vuelo y se va dispersando de regreso a sus hogares.

Texto: Manuel Godino

Fotos: Prensa Ayuntamiento/Redacción

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