«Es posible que entendamos por qué nuestros hijos lloran, se ríen o están tristes, pero no es tan fácil gestionar la expresión de estas emociones», señalan fuentes de la escuela, que aún así aclara: «no se pretende modificar la emoción que sentimos en cada momento, sino trabajar en la regulación de la conducta que manifestamos ante ella».
Los cursos han sido específicamente diseñados para esta escuela por la neuropsicóloga y psicóloga clínica Isabel Agustino, señalando la importancia del desarrollo y efectos de las emociones positivas. «Se ha hecho un recorrido por las emociones básicas que podemos encontrarnos en el aula infantil -miedo, ira tristeza y felicidad-, destacando situaciones que podemos observar y trabajar con los niños», apuntan.
Al mismo tiempo, concluyen «se ha buscado identificar signos de alerta que conviene manejar para detectar alteraciones emocionales y minimizar su impacto en el desarrollo del niño».