martes, noviembre 28, 2023

‘La vida es un juego’, de Carlos Matallanas, un emocionante ensayo a modo de manual de fútbol sobre la importancia de tener una pasión

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«Mi futuro depende de lo que me proponga», asegura Carlos Matallana, un histórico jugador de la Tercera división madrileña y actual analista del Alcorcón. Tetrapléjico desde 2016, hoy en día está luchando en un hospital de Cádiz por continuar siendo un longevo enfermo de ELA (se la diagnosticaron en 2013) y confía en volver a casa en unas semanas.

Carlos ha escrito con las pupilas, una paciencia infinita y mucha ilusión ‘La vida es un regalo. Estrategia para Mario y Blanca’, un libro en el que podrás encontrar un motivo para luchar en la vida, ser mejor persona o formarte desde los valores que rodean al fútbol.

Su proyecto personal más ambicioso

Carlos ha podido escribir un artículo para el diario El Confidencial en el que explica cómo ha completado su “proyecto profesional más ambicioso”, que hoy, 18 de febrero, ve la luz.

A continuación, se muestra un extracto del mencionado artículo que describe la situación vivida por Carlos hasta la publicación del libro:

“Entre julio de 2019 y enero de 2020, escribí con paciencia infinita un libro. Es una idea que tenía desde el principio de la enfermedad, cuando todavía andaba y di algunos discursos aquí y allá. Siempre explicaba cómo el fútbol me había formado el carácter y que esto era crucial para entender mi actitud ante la ELA. Pues el libro que ahora sale es un ensayo donde amplío todo ello.

Está escrito justo antes del inicio de la pandemia, pero al releerlo ahora, me doy cuenta de que puede ser de ayuda para muchas personas en estos días extraños que nos ha tocado afrontar. A mí mismo me ha ayudado, puesto que, en los momentos tan determinantes y duros por los que he pasado en las últimas semanas, he podido recordar en sus páginas las razones por las que sigo peleando. Y no tirar la toalla tampoco esta vez.

En otoño, ya tuve que salir de mi casa, donde llevaba ‘confinado’ cuatro años, para pasar 40 días en el hospital. Una infección pulmonar y un cambio de respirador fueron los motivos. Eso se superó. Pero todavía no me había dado tiempo prácticamente a volver a adaptarme a mi casa y recuperarme del ingreso, cuando tuve que ir de nuevo al hospital. Y esta vez, de urgencia. Justo antes de la Navidad, dio la cara una infección en forma de absceso en el cuello. Cuando se intentó drenar, todo se descontroló porque lo que había detrás era una rotura de tráquea. Algo muy grave. Comenzó a fugarse el aire que debe servir para que yo respire, tuvo que venir la UVI móvil y entré al hospital por la zona de enfermos críticos. Todo esto, lógicamente, sin mi ordenador para comunicarme, tratado como un saco de patatas porque mi comodidad pasa a un segundo plano en una emergencia así, con un ahogo que a veces era muy difícil de soportar, y siendo plenamente consciente de todo este horror que me rodeaba.

Se logró estabilizar la situación para, tres días después, pasar por el quirófano para limpiar la infección; una operación de riesgo por la zona, por el tipo de paciente que soy y porque no sabían exactamente lo que se iban a encontrar en la tráquea y alrededores. De hecho, hubo un debate médico previo y había cirujanos que directamente aconsejaban no intervenir. En otras palabras, que me había llegado la hora, según ellos. Menos mal que el equipo de otorrinos que me tenía que operar era de la opinión contraria y creía que era apropiado asumir el riesgo. Y lo ejecutaron a la perfección. Pero, aun así, no le deseo a nadie la sensación de que te duerman con anestesia general sabiendo que hay una posibilidad real de que no te despiertes nunca más.

Controlada la infección, ahora tocaba abordar la rotura de la tráquea. Los cirujanos que desaconsejaron la primera operación volvieron a optar por no hacer nada. Como yo no me quiero morir así, sin pelear, buscamos otras opiniones y especialistas por toda España. Y he tenido la fortuna de que uno de ellos se ha involucrado con mi caso. Y ya está en vías de solución. Vamos a probar un tratamiento intermedio para intentar evitar la operación de reconstrucción de la tráquea, que esa sí que sería una intervención de altísimo riesgo. Así que, después de días muy duros, ahora tengo motivos para la esperanza. Y eso es mucho.

Pues en estas me pilla el lanzamiento de mi libro, que se llama ‘La vida es un juego. Estrategia para Mario y Blanca’. Se puede comprar en las principales plataformas y librerías. Cuando Aguilar me ofreció en junio el contrato para publicarlo, me imaginaba haciendo en febrero de 2021 un acto público de presentación, en mi silla y fuera de casa. Pero ahora que ha llegado el momento, mi situación es totalmente la opuesta. Y bastante buena suerte tengo simplemente con poder vivir el lanzamiento. Seguiré las reacciones desde la cama de un hospital y a través de mi ordenador. El libro, escrito como si fuera un manual de fútbol donde me dirijo a mis sobrinos, recoge mi manera de ver el mundo. Y aspiro a que se pueda disfrutar incluso si el fútbol te da igual. Espero que guste y que sirva para sobrellevar esta pandemia. Yo, después de vivir todo lo que acabo de relatar, no tengo que añadir ni una coma. Porque todas las conclusiones y todos los pensamientos que he sacado en claro de este mal trago ya están escritos en el libro desde el principio. Los aprendí hace mucho tiempo”.

Algunas reflexiones del libro

“El Nobel francés Albert Camus, que fue portero de joven en un equipo semiprofesional, afirmó: ‘Lo que finalmente sé con mayor certeza sobre la moral y las obligaciones de los hombres se lo debo al fútbol’. Pues ya somos dos”.

“Yo elegí asumir la realidad, el desconcertante tanto encajado, la dolorosísima e injusta derrota. Y recogí el balón de las redes, lo puse en el punto del centro del campo y reanudé el juego, como manda el reglamento”.

“En la vida, todo lo verdaderamente importante sucede a este lado de la pantalla. Ni la tecnología más imponente que el ser humano logre crear nos podrá dar más satisfacción que jugar al aire libre con una pelota y unos amigos”.

“Hay que enfrentarse a los problemas con aire rebelde y como una oportunidad para ser mejores, para pulir defectos. Prepararse para aprovechar la oportunidad cuando esta aparezca”.

“Por encima de todo contratiempo, calamidad o derrota inminente que os aceche, estar aquí es nuestro mayor tesoro”.

“Siempre que os encontréis bajo presión en un trabajo o en un lance importante de la vida, podréis comprobar o descubrir qué tipo de carácter os gobierna”.

“Mientras queda partido, hay que seguir intentándolo, buscar la portería contraria, seguir creyendo en nuestras posibilidades por mínimas que nos parezcan”.

“Victoria y derrota son las dos caras de una misma moneda. Hay que aceptar las reglas del juego, y en este juego de la vida se gana y se pierde constantemente”.

“La falta de perspectiva del ser humano, su contrastada ignorancia de lo verdaderamente valioso de nuestra existencia, se demuestra en cómo solo nos acordamos de la salud cuando falta o se resiente”.

“En cualquier rincón del planeta, si hay un balón, habrá la sonrisa de un niño. Esa magia no tiene precio”.


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