Hola de nuevo a todos, futuros mediadores. En el anterior post hablamos de la primera sesión y de las reglas del juego, y hoy le toca el turno a los principios que rigen el proceso de mediación.
Allá vamos, pues:
Ya dijimos que acudir a mediación tenía que ser de forma voluntaria, y también de ésta manera, se puede desistir en cualquier momento. Estas dos circunstancias, y las ofertas de negociación que se planteen durante el proceso, no tendrán efectos si algún día llegaran a juicio. Ni tendrán consecuencia alguna. El mediador deberá, o bien no iniciar el proceso, o bien paralizarlo una vez iniciado, si existiera violencia.
Un segundo principio igual de importante es el de la Igualdad de las partes. Es esencial que las personas que acudan a mediación se encuentren en igualdad de condiciones, ya que para intentar lograr el acuerdo más equilibrado posible, deben hablar con libertad, se deben encontrar cómodos, pidiendo lo que necesitan y se reconozcan uno al otro el derecho a pedirlo. El mediador, si encuentra desequilibrio entre ellos, deberá empoderar a la parte más débil, darle su sitio, y así equilibrar el poder, balanceándolo.
El mediador ha de ser imparcial. No hará juicios de valor sobre la actuación de cada uno en el conflicto, no le corresponde juzgar quién lleva, o no, la razón. Entendemos que cada uno tiene la suya y que existen personas y circunstancias, y que, en base a ellas, cada cual vive y siente la historia a su manera, sólo actuará como canalizador de la comunicación y del proceso. El mediador deberá, o no iniciarlo, o abandonarlo, si existe alguna circunstancia que vulnere su imparcialidad, como relación alguna con las partes o conflicto de intereses.
El mediador también ha de ser neutral. Debe respetar las opiniones y actuaciones de los mediados, así como el resultado de su negociación. Pero vigilará que éste no vulnere ningún derecho, sobretodo de menores y personas dependientes y que se ajuste a derecho. Para vigilar que estos últimos principios se respeten muchos despachos o gabinetes de mediación optan por la co-mediación, dos mediadores de forma conjunta acompañan a las partes en su proceso, otras veces, depende del despacho, son varios mediadores que van rotando.
Y por último quiero hablaros de la confidencialidad. Todo lo que se hable en las sesiones, así como la documentación que se utilice, es confidencial. El mediador, que queda protegido por el secreto profesional, las instituciones de mediación y las partes, no pueden estar obligadas a declarar o a aportar esta documentación en un procedimiento judicial. Las partes no pueden citar al mediador como testigo o perito en un juicio. Excepto cuando lo soliciten de manera expresa y escrita, o sea solicitado por los jueces del orden jurisdiccional penal, mediante resolución judicial motivada, en casos de delito grave o abuso de menores.
Y hasta aquí la teoría, no quiero cansaros con demasiados conceptos y que dejéis de estar por aquí. Además por un momento he creído volver a estar en plena clase de derecho y no es mi intención aburriros.
Hoy también quiero contaros que, en ocasiones, se llevan a cabo sesiones individuales o también llamadas “caucus”. Los mediadores las utilizamos cuando no se avanza, cuando parece que hay algo en el aire que no acaba de ponerse encima de la mesa y está impidiendo que se desarrolle el proceso con normalidad.
Si una sesión de mediación dura de 60 a 90 minutos los caucus no durarán más de 30 minutos, y siempre otorgando la misma cantidad de tiempo a cada uno de ellos. Si, por ejemplo, vemos que ella necesita ese espacio y tiempo a solas con el mediador, debemos darle lo mismo a él. En ese momento de intimidad sale el dolor, sale a veces otra verdad distinta a cuando no está la otra parte delante, sale la vergüenza, la debilidad, la rabia contenida. Todas esas emociones, como explicamos en el post anterior, debemos gestionarlas, así como la información nueva y contada por sólo uno de ellos, no nos debe hacer mirar a la otra parte con prejuicios y de otra forma distinta.
En la primera sesión siempre explicamos la posibilidad de estas sesiones individuales, y ponemos énfasis en que son confidenciales. Pero si alguno de ellos nos pide que lo hablado se transmita cuando volvamos a estar todos juntos, esa confidencialidad es flexible.
La semana pasada uno de vosotros me preguntaba si la mediación era eficaz para casos entre padres e hijos, y aparte de agradecer la invitación al diálogo y a querer saber más, he de decir que siempre que se tenga la voluntad y la buena fe de sentarse a hablar, ya se gana mucho. A mediación no sólo se acude para llegar a un acuerdo tras una ruptura, la vida en familia, sobre todo cuando hay adolescentes o personas mayores que requieren una organización para su cuidado, nos hace ver la necesidad de conciliar posturas que favorezcan la convivencia. Por ejemplo, con adolescentes se puede acudir a la mediación intergeneracional y llegar a acuerdos sobre las horas de salida, el tiempo que se empleará y las condiciones en el uso del móvil, de las redes sociales y todas las situaciones susceptibles de acabar en conflicto. Y es eficaz no sólo por eso, sino porque también estos se sienten escuchados, valiosos porque su opinión es importante y alcanzan madurez y responsabilidad porque han participado en los acuerdos.
De todas formas corresponde al mediador estudiar cada caso y derivarlo a mediación o a terapia. Nos detendremos en este punto otro día. Por hoy es suficiente.
La mejor noticia de la semana.
Todos hemos visto el barómetro del 2014 sobre los hábitos de lectura de los españoles que ha presentado el CIS …y como en mediación intentamos siempre tirar de psicología positiva y ver el vaso medio lleno mi buena noticia de la semana es ese 30 % de españoles que leemos todos o casi todos los días de la semana. Podía ser peor.
Por eso hoy sugiero al resto que ponía como excusa la falta de tiempo este libro corto, pero tierno y delicioso.
Un abrazo a todos.
Tardes con Margueritte
Marie – Sabine Roger
Una tierna historia que nos puede servir como ejemplo para el entendimiento entre distintas generaciones, gracias al placer de los libros.
<!–
/* Font Definitions */
@font-face
{font-family:Calibri;
panose-1:2 15 5 2 2 2 4 3 2 4;
mso-font-charset:0;
mso-generic-font-family:auto;
mso-font-pitch:variable;
mso-font-signature:3 0 0 0 1 0;}
/* Style Definitions */
p.MsoNormal, li.MsoNormal, div.MsoNormal
{mso-style-parent:»»;
margin-top:0cm;
margin-right:0cm;
margin-bottom:10.0pt;
margin-left:0cm;
line-height:115%;
mso-pagination:widow-orphan;
font-size:11.0pt;
font-family:»Times New Roman»;
mso-ascii-font-family:Calibri;
mso-ascii-theme-font:minor-latin;
mso-fareast-font-family:Calibri;
mso-fareast-theme-font:minor-latin;
mso-hansi-font-family:Calibri;
mso-hansi-theme-font:minor-latin;
mso-bidi-font-family:»Times New Roman»;
mso-bidi-theme-font:minor-bidi;
mso-ansi-language:ES;}
@page Section1
{size:612.0pt 792.0pt;
margin:72.0pt 90.0pt 72.0pt 90.0pt;
mso-header-margin:36.0pt;
mso-footer-margin:36.0pt;
mso-paper-source:0;}
div.Section1
{page:Section1;}
—