Continuamos con la segunda parte de la charla con Miguel Ángel Aguirre, de la que pudiste leer el primer episodio aquí.
Pregunta: Percibo en este libro un gran conocimiento humanístico y unos sólidos valores éticos que trascienden la visión material de la realidad. ¿Serías capaz de ofrecer conferencias para profesionales de la empresa? ¿Aplicas en tu vida diaria y en tu trabajo el amplio saber que posees, las ideas de los autores que citas?
Sí me veo capaz pero con muchos reparos. Más que dar lecciones, se trata de compartir una experiencia. Si a alguien le puedo ayudar, estupendo, pero no hay ánimo de exponer doctrina ni de estar en posesión de la verdad. Si me llaman y el fin es noble, por supuesto me prestaría. Respecto a la segunda pregunta, yo diría que relativo saber: lo quieras o no, esos conocimientos son una referencia, otra cosa es aplicarlos con mayor o menor éxito. En mi trabajo debo tomar decisiones, entre ellas algunas son agradables y otras no lo son. Las lecturas me pueden ayudar a ampliar el campo de visión, a tener altura de miras, a comprender otros puntos de vista, a ponerme en el lugar del otro. Quien tienes al lado o enfrente es una persona, no un número, aunque a veces en las empresas, en general, se tiende a la deshumanización. Pero siempre debe haber motivación, colaboración y diálogo.
‘El genio de la botella’. Este libro es al mismo tiempo un relato y un elogio del vino -Miguel Ángel Aguirre nos muestra en él su talento artístico plasmando una prosa bella y ágil: leyendas, historias reales o de ficción, anécdotas y conocimientos vinícolas, es un argumento interesante y divertido que nos permite disfrutar de principio a fin-. ¿Existe realmente María? ¿Te consideras un experto en vinos o un aficionado?
Se habla de muchas cosas con el telón de fondo del vino. Pero soy un aficionado, aunque el libro sea didáctico sin caer en especializaciones que no me corresponden. ¡Me gusta el vino! En este libro se habla de hacer las cosas bien, con paciencia y saber, en esta época tan frívola en la que se aspira al éxito inmediato y la popularidad. María -la marca de vino protagonista- existe, y su proyecto responde a ese tipo de arquitectura y valores: trabajo bien hecho, sin prisa y sin tomar atajos innecesarios, honestidad, excelencia… Son elecciones implícitas en una filosofía de vida más allá de las urgencias y la inmediatez actuales; hoy en día hay una fiebre colectiva por estar en las redes sociales, por el exhibicionismo, todo ese frenesí de las fotos y el intercambio de mensajes, de cualquier información, a través de los medios tecnológicos… Creo que conceptos como la conversación o la amistad se han pervertido.
Perseguir sueños. ¿Debemos soñar con grandes empresas, con metas casi imposibles, o es mejor plantearnos retos más asequibles?
Es una pregunta complicada. Depende de las ambiciones, en el sentido noble del término -no pisemos cuellos-, de cada uno. La ambición es buena y los sueños también lo son. Hay un comentario en Tribulaciones de un directivo en paro -he aquí un ejemplo perfecto de cómo Miguel Ángel aplica con maestría sus conocimientos- que dice que hay que tener aspiraciones elevadas, expectativas moderadas y necesidades, las justas. En 1969 el hombre pisó la luna porque alguien soñó con ello. Hay gente que aspira a cambiar el mundo para mejor, acabar con el cáncer, encontrar nuevas vacunas… Sin esos fines encomiables el mundo no avanzaría. La sociedad estaría muerta. Si se juntan nobleza en los objetivos y los recursos adecuados en la búsqueda de un beneficio compartido, la fórmula es imbatible y se trabaja con más ilusión.
Hoy en día, ¿tienes tiempo para escribir? ¿Tienes pensado publicar un nuevo libro?
Pensado sí, el problema es el tiempo. Ahora estoy escribiendo pero voy a un ritmo muy lento por mis obligaciones y responsabilidades. Hay que buscar el equilibrio justo y encontrar el hueco. Yo le agradezco a Sonia, mi primera y más severa editora, su inestimable ayuda, pues gracias a ella puedo permitirme ir avanzando en mi nuevo libro.
¿Es Villaviciosa el lugar ideal para el descanso de un directivo, para relajarse y escribir?
Es un pueblo maravilloso, pero no sólo para escribir. Buena parte de mi vida la he pasado aquí, donde están algunos de mis mejores amigos. Como lugar en sí mismo, es un sitio fantástico que a veces no valoramos lo bastante porque estamos acostumbrados a él; el Forestal, el Castillo y sus jardines, Godoy… son lugares idóneos para pasear y disfrutar.
Pero el punto principal es su gente. Me encanta comprar el pan en el Obrador y saludar a mi amigo Fernando, cortarme el pelo en Desi, quien me soporta desde hace más de treinta años, visitar la librería La Isla del Tesoro, de David -un tipo tremendamente culto y amable-, o tomarme una cerveza en El Muro, en El Puente o un café aquí en Godoy. Lo bueno de Villa es que todavía puedes salir sin quedar con nadie: siempre te encontrarás a alguien conocido con quien charlar.
Entrevista realizada por Manuel Godino
Mercedes Pescador y Carlos Cabanas en la presentación de su segundo libro en Godoy en 2014